domingo, 14 de abril de 2013

A votar! Con los ojos bien abiertos



El chavismo popular está en la calle desde antes del amanecer, organizado y activo. Volvemos a votar y volveremos a celebrar un nuevo triunfo revolucionario. Y mucho cuidado con chocar el carro. Somos puro corazón, sí, pero un corazón alerta y pensante. Bien parados frente a los riesgos que nos acechan y totalmente claros respecto a lo que defendemos con nuestro voto hoy.

La intensa emocionalidad que signó esta breve campaña chavista –con el fervor hacia nuestro fallecido líder supremo como eje- ha sido señalada como punto débil por la Derecha nacional e internacional.
Lo mismo pasa con las “competencias” de Nicolás Maduro para asumir la Presidencia: su humilde origen obrero, su falta de currículo… debilidades que no son diferentes a las de muchas perso9nas de nuestro pueblo, si es que pueden ser vista así. 


Visto así, hoy el chavismo sólo se sostendría en la superioridad númerica de la marea roja. Y esa innegable mayoría revolucionaria –siempre según el análisis de nuestros adversarios- habría menguado velozmente, pues no hay trípode que resista en una sola pata. Con tal “razonamiento” como punto del partida, vuelven a prometer  a sus electores el espejismo de una victoria que hasta sus socios en el extranjero saben menos que improbable.

Y, bueno. Sí. Algo de lo que dicen es cierto, aunque la conclusión es falaz. 

Amamos a Chávez. Así como lo ven: con llanto, con fiesta y con el verbo conjugado en tiempo presente. Lo amamos hoy, siempre.

Estamos con Nicolás. Su pasado como chofer, sus avatares como rockero de barrio y como escolta, lejos de descalificarlo lo enaltecen. Es de los nuestros y tiene carretera. Tiene rufa. Tiene con qué.

También es cierto: somos muchos. No es joda lo de la marea. En los votos y en la calle, somos más.

Somos gente de corazón, sí. Pero no pendejos que aman ciegamente ni borregos enchufados, clientelares, sumisos. Esta marea se mueve con el impulso del corazón y con la fuerza de sus argumentos.

Aquí va el primero: “Radicalización de la democracia participativa y protagónica”. Quien crea que es pura letra es porque desconocen cuánto ha crecido el movimiento popular, nutrido por las luchas de nuestros mayores y multiplicado en la savia diversa y colorida de mucho joven comprometido a fondo.

Al votar por Nicolás reafirmamos nuestra voluntad de ser gobierno y no gobernados, en sentido estricto: Votamos por la posibilidad de discutir y aportar colectivamente al Plan de la Patria, tal como lo el mismo documento propone. ¿Un mecanismo así sería posible fuera de la Revolución?
La pregunta no es retórica.

También apostamos a sustituir las viejas formas de burocracia por un modelo de Estado en sincronía con los objetivos históricos. Nada sencillo, lo sabemos. Pelaremos bola en el camino, con toda seguridad ¿Y acaso la posibilidad de error, su carácter inédito, le resta justicia?

Votamos hoy por la soberanía nacional, por la nación nuestramericana, por “una nueva geopolítica mundial”, por la patria que se extiende más allá de cualquier geografía y que nos hermana con pueblos que hablan otros idiomas y que creen en la misma sociedad que nosotros. Frente a este punto, tampoco permitiremos retrocesos.

Votamos convencidas/os y contentas/os, por la continuidad de esta construcción nuestra que es el Socialismo del siglo XXI.

Votamos de corazón y con los ojos bien abiertos.

¡Por Chávez, por Nicolás, por la Revolución!

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