Por: Silvestre
Montilla
Dadas las
circunstancias que está viviendo nuestro país nos obliga a realizar distintos
análisis para obtener una visión clara
de todos los escenarios y un posible plan de acción en respuesta a la ofensiva
de la derecha internacional.
Para nadie es un
secreto que la derecha nacional no es autónoma en su accionar, esto se ha visto
en diversos planes que se llevaron a cabo en años anteriores, como por ejemplo
el suceso acaecido el 11 de Abril de 2002 y el paro petrolero en diciembre del
mismo año.
La estrategia
injerencista estadounidense planteada en Latinoamérica ha tenido diversos
matices: Honduras (2009), la enmienda en la ley electoral del país
centroamericano se manejó por los grandes medios de comunicación como un
intento de manipular el sistema electoral en beneficio del Presidente para esa
época Manuel Zelaya, en ese caso EEUU tomó un papel ambiguo declarando que se
“restituya el orden constitucional” pero por otro lado prestando apoyo en
distintas áreas al golpe militar.
Ecuador (2010) el
intento golpe de estado se planteó con una supuesta huelga de policías que se
mostró como pacifica pero que en realidad era un plan para la desestabilización
y el derrocamiento del Gobierno ecuatoriano, de la misma forma el papel de EEUU
fue dual expresando una vez más un supuesto apoyo al presidente constitucional
pero que en el accionar era incoherente con esa postura.
Paraguay (2012)
esta vez la estrategia fue bosquejada en el formato de Golpe Blando, donde la Cámara de Diputados de
Paraguay hizo uso de parapetos jurídicos para culpar al Presidente electo, de unos enfrentamientos
entre campesinos en una región del país lo cual hizo retroceder el proceso de
la histórica lucha del pueblo paraguayo.
En estos últimos
años los EEUU se han mostrado de una forma más agresiva, y esta aseveración la
corrobora el libreto que usó en la llamada Primavera Árabe, más específicamente
en el caso de Libia y de Siria, donde afilaron las contradicciones sociales,
llevándolo a una sangrienta guerra civil en la que la primera fase, era
deslegitimar al gobierno constituido manipulando mediáticamente la situación
del país, y una segunda fase que consistía en infiltrar grupos mercenarios y
paramilitares que obedecían a los intereses de las potencias occidentales. Cabe
destacar que ambas fases eran complementarias la una con la otra en el marco de
la guerra de 4ta generación.
Aterrizando el
análisis a nuestro actual momento histórico, nos preocupa de sobremanera la
semejanza que pueden tener los eventos acontecidos en estos últimos días donde
la derecha ha tenido un discurso de no reconocimiento al Gobierno electo por el
pueblo venezolano.
A pesar de que
internacionalmente el Gobierno Bolivariano de Nicolás Maduro ha sido reconocido
por toda Sudamérica y Centroamérica (con la excepción de Paraguay y Panamá) y
por varios gobiernos europeos (Portugal y Francia), no ha habido una postura
clara de la Unión
Europea y una posición de desconocimiento por los EEUU, lo
cual nos puede plantear un libreto semejante no sólo como el del 11-A sino
también como los que se ha venido desarrollando en los últimos años en los
territorios árabes.
Vemos que la
ultraderecha nacional e internacional no titubea en inundar a Venezuela en un
clima de violencia y de zozobra, que podría llegar a asemejarse a los sucesos
ocurridos en Libia y Siria, pasando por encima del derecho internacional, el
principio de autodeterminación de los pueblos y violando la soberanía de
nuestra nación.
Es por eso que llamamos al Bravo Pueblo a organizarse, recordemos que sólo el pueblo salva al pueblo, ser firme como nos enseñó el Comandante Chávez, no caer ante provocaciones ante la arremetida de sectores apátridas. Aplastemos la conspiración, impulsemos la revolución.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario