Por:
Marieva Caguaripano
De la pasada jornada electoral nos queda
la alegría de la victoria, en su justa medida.
Compañero Chávez, por aquí cumplimos.
Nicolás y los compas: Pa´ lante con
ustedes.
Nos queda la contentura de habernos
encontrado una vez más, como movimiento popular. Durante los últimos días
actuamos desde la diversidad y profundamente conectados por los objetivos
revolucionarios, unidos por la lealtad a este invento de construcción colectiva;
ése es un logro pa celebrarlo. Ya tenemos fecha: el 19 mismo es. Pero, por
favor, después de ese día…
No más megaconciertos. No más farándula …
Al menos por un buen rato.
Porque a la alegría le sucedió muy
pronto el duelo. El duelo serio. Mataron a ocho de los nuestros. ¿Cuántos aún
no se recuperan de sus heridas? Nos quemaron casas con nuestra gente dentro.
Nos dispararon a mansalva, y el dolor de los hermanos que caen en defensa de la Revolución es un grito
en el pecho que no se acalla coreando con los panas en un megaconcierto. Lo que
queremos es justicia, castigo a los responsables.
Porque seguimos movilizados. La decisión
del CNE al no acceder al chantaje del reconteo, la constancia del pueblo
chavista en la calle y la firme posición del compañero Maduro al no permitir la
marcha hasta el ente comicial lograron replegar a la Derecha , de nuevo
desbocada con la cantinela del fraude. Todos lo sabemos: lo que nos viene es
candela. Aquella desgraciada frase de Aveledo, “este día durará seis años” no
es retórica: su apuesta es a la ingobernabilidad, a la deslegitimación, al
caos, a echarle toda la leña al fuego
que ya arde con temas urgentes que resolver desde la Revolución.
Así que es más bien agridulce, la cosa.
Bueno, a veces toca. Ya celebraremos a fondo, como hemos hecho antes, con todo.
Y no es que esté yo en contra del canto -de la rumba somos- pero por un rato,
no quiero doce tarimas en la avenida. Un ventetú en el barrio viene mejor, para
rendirle homenaje a nuestros muertos. Para torcer un poco los versos del poeta:
Hoy no me voy pal concierto… porque en combate yo estoy.
Porque incluso en alerta permanente, ya
es tiempo de ocuparnos de la agenda propia y no de seguir reaccionando a la
agenda enemiga. Cada uno a lo suyo y todos a lo nuestro, que es pensar,
debatir, proponer y ponerle carnita al Plan de la Patria. Darle
contenido y formas concretas desde las comunas, desde los barrios, desde la
clase media, de las instituciones, desde todos y cada uno de los espacios de
acción revolucionaria.
Dejémoslos a ellos con su “crisis”, con
sus cacerolas y su aprendido guión -perdón, screenplay-
de cantar fraude cada vez que nos medimos. Dediquémonos a lo verdaderamente
importante: seguir construyendo patria.
Invitamos pa' esa, que es la que toca.
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